dimecres, 20 de febrer del 2008

la lenta muerte de la cultura a manos de las nuevas hordas adolescentes

El pasado lunes tuve la oportunidad de asistir, televisivamente hablando, a uno de esos momentos, por desgracia muchos, en los que te avergüenzas de vivir en este país. En un reportaje emitido por Antena 3 se ofrecía una muestra fehaciente de la paupérrima situación en la que se encuentra la juventud española en lo que a cultura se refiere. Lo preocupante ya no es tanto la situación actual sino que no se observan cambios ni decisiones en los agentes socializadores, véase hogares, centros docentes y medios de comunicación, que deben tomarlas para voltear la situación. Como esto siga así: o dejamos de procrear engendros destinados a un futuro marcado por el fracaso o exterminamos a las nuevas generaciones o la cosa cambia de una vez por todas.

Lo que quiero resaltar del reportaje es una parte muy concreta en la que se mostraba de forma clara la vergonzosa situación en la que se encuentra una amplia parte de la juventud española.

En este fragmento, con una estética a lo pasapalabra, aparecían una serie de sujetos
comprendidos entre los 14 y los 18 años respondiendo a una serie de preguntas sobre diversos temas culturales (historia, política, literatura, televisión o deportes -sí, el deporte es cultura-). Algunos ejemplos que ayudan a dar fe de la vergüenza ajena que sentí, son los siguientes:

A la pregunta en que año empezó la Guerra Civil, se obtuvieron respuestas tan variopintas como 1942, 1975 o, las más divertida, cual de las dos guerras.

A la pregunta quién es el Ministro del Interior, hubo respuestas como Esperanza Aguirre o Mariano Rajoy.

A la pregunta quién es Hugo Chávez dos contestaron Colombia y otro Perú. Al menos en esta sabían que era algún extraño país sudamericano.

Sin embargo, si pasamos a hablar de deportes y televisión, la cosa cambia. Todos supieron en que escudería estaba en la actualidad Fernando Alonso o quién era Jaime Cantizano.
Antes esto, sólo me queda decir: VIVA ESPAÑA, MANOLO ESCOBAR, PAQUITO EL CHOCOLATERO Y LA MADRE QUE NOS PARIÓ.

Aunque estas respuestas no dejan lugar a dudas, también es necesario resaltar el cinismo de la televisión. Está muy bien realizar un programa en el que se denuncie la situación, se cree una alarma social y de esta forma se conciencie a la sociedad de que la situación es problemática. Pero tampoco se debe olvidar que las televisiones, por muy privadas que sean, no pueden obviar que están sirviendo a una audiencia y, como tal, tienen una cierta función de servicio, la cual, amparados en su necesidad de obtener beneficio económico, olvidan demasiado a menudo. Lo que no puede ser es ofrecer este reportaje cuando unas horas antes en la misma cadena cuando esos chicos llegan a sus casas después de una dura jornada de trabajo educativo, haya un programa en el que sólo se ofrezca el morbo de la prensa del corazón donde la cultura sobresale… Por su ausencia.

2 comentaris:

Simon ha dit...

Uhm. ¿Pero en ese reportaje exponen algún tipo de dato de la muestra utilizada? Porque aunque no dudo que los jóvenes adolescentes vivan en ese mundo de desconocimiento (como si los demás no lo fuéramos), es muy fácil elegir a los casos más remarcables.

En televisión el más mínimo dato puede quedar amplificado gracias a una imagen resultona.

Tomás ha dit...

Concuerdo con el anterior mensaje del conspicuo Sergi. La televisión participa de la teoría del impacto. Y sobretodo de la teoría del cultivo. Dicha teoría dice que el consumo de la televisión trae aparejado un mundo simbólico en las personas que difiere de la realidad en si misma. Es decir, en la televisión pulula la violencia sin control y ello nos cultiva la percepción que vivimos en mundo ultraviolento y, colateralmente, a que demos el visto bueno a políticas más restrictivas. En el caso de los Estados Unidos, hasta hace poco, a la pena de muerte.

Sin embargo, no por ello hay que dejar de preocuparse del nivel de cultura, entendido como aquello que nos queda cuando lo hemos olvidado todo. Dejaría pasar que ubicaran a Chávez en las Bahamas si la gente dejase bajar del metro antes de subir ellos en estampida. Yo opino que habría que empezar a trabajar en un entramado social complejo que pasaría por reestructurar las funciones de la familia y la escuela, y por supuesto poner los medios necesarios para que estas reestructuraciones fuesen posibles. Me estoy refiriendo a una buena política de protección a la familia que se planteara adoptar las medidas necesarias respecto a los horarios laborales, que diera a los padres la posibilidad e acceder a una mejor formación cultural y también el tiempo necesario para poder ejercer como padres. Internet aumenta los desniveles ya existentes en cuanto a acceso a la información y competencia escolar, que están marcados no sólo por el disponer o no de tecnologías de la comunicación en el hogar, sino también por el nivel de recursos materiales en general, su accesibilidad y el interés y apoyo familiar.

¿Incorpora algun partido dicha política en su programa?