dimecres, 9 d’abril del 2008

Los petrodólares que compran almas

Vivimos en un mundo en el que es obvio que el dinero lo mueve todo. Esto es el capitalismo, quien más tiene ejerce su poder para seguir manteniendo o incrementando su hegemonía. Cuando se habla de dinero, siempre acaban surgiendo algunas preguntas ¿Todo tiene precio? ¿Qué precio tenemos? ¿Por cuanto nos venderíamos?...

La cultura no está exenta de estas disyuntivas y llega un momento en el que los templos culturales también tienen que concienciarse y reflexionar sobre si el arte en su globalidad venderá su alma al diablo en forma de dinero.

Por lo visto, la reflexión ya se ha hecho y la respuesta ganadora, como supongo ya habrán adivinado es que sí, que los templos culturales también están en venta, o al menos así lo creen en Francia. Dicho esto, que lo hagan ellos tampoco es sinónimo de nada a tener en cuenta.

El Gobierno francés está negociando con las autoridades de Abu Dhabi (el emirato más grande que integra los Emiratos Árabes Unidos) la construcción de un Museo del Louvre en este enclave de Asia. El intercambio de visitas ha sido constante en las últimas semanas con el fin de culminar un acuerdo por el que el famoso museo de París cederá su marca a un centro cultural en el país del Golfo. Si el proyecto acaba llevándose adelante, este neolouvre podría abrir sus puertas en el 2012.


Es evidente que esta negociación está suscitando una gran controversia en nuestro pais fronterizo, teniendo como telón de fondo la idea de hasta qué punto un referente cultural de primer orden puede ser objeto de tratos mercantiles.

Parece que para el Gobierno galo, estos acuerdos se pueden llevar a cabo cuando la cifra está por encima de los 500 millones, que es justo el dinero que, según fuentes informadas, recibiría a cambio de ceder su marca. Al mismo tiempo, el acuerdo no sólo contempla esto, sino también el asesoramiento de sus técnicos a los del emirato durante varios años para la constitución de colecciones artísticas, la conservación y gestión de museos.

En Francia, desde que apareció la noticia han surgido actos de protesta desde los principales nucleos artísticos y culturales del país. En los principales medios del país, como Le Figaró o Le Monde, son constantes los artículos de opinión criticando el hecho. Además, conservadores de museos e historiadores del arte han secundado ese movimiento de rechazo con su firma en manifiestos y no ocultan su preocupación porque el acuerdo sea con un país sin tradición desde el punto de vista artístico.

Y dentro de todo esto, además de esos quinientos milloncejos que bien van para las arcas del país, subyace otro elemento que no por obvio deja de horrorizar. En los últimos años, Abu Dhabi se ha convertido en un importante socio comercial de Francia, la cual en los primeros meses del año pasado exportó por valor de 2.757 millones de euros, con especial incidencia en el sector aeroespacial. Así que lejos de un hecho puntual, este acuerdo no es más que uno más dentro de los diferentes ententes entre los dos países. Lo que lleva a pensar que para los gobiernos, la cultura se ha convertido en un elemento más con el que poder enriquecerse, que lejos de los sentimentalismos, de la historia, de las sensaciones, la cultura también cae a manos del capitalismo, del dinero, de la falta de escrúpulos.

Pero como en todo hay dos visiones de los hechos, también han surgido partidarios de la transacción. Entre otros el ex ministro de Cultura socialista Jack Lang sale en defensa del proyecto cirticando a “una minoría de personas que practica la apropiación cultural y moral y que quiere reservar las obras de arte para una población restringida”. Es la visión de que el arte tiene una vocación global, siendo patrimonio de la Humanidad y por lo tanto, tiene que darse la oportunidad a cualquier que lo desee de disfrutarlo.

Tal vez sea así, pero algo no va bien si la cultura puede ser utilizada por los gobiernos con total impunidad para activar acuerdos económicos, para convertirse en una parte más del paquete mercantil con el que los que toman las decisiones lo hagan sin pensar en el componente sentimental que ofrece el arte.

El arte no debería venderse, pero, en el caso de hacerlo, debería evitarse que fuera al diablo.

2 comentaris:

Tomás ha dit...

l'Âme n'a pas de sexe

"Vivimos en un mundo en el que es obvio que el dinero lo mueve todo. Esto es el capitalismo, quien más tiene ejerce su poder para seguir manteniendo o incrementando su hegemonía".

Y pensar que Chomsky perdió el tiempo escribiendo centenares de páginas...

"El arte no debería venderse, pero, en el caso de hacerlo, debería evitarse que fuera al diablo".

¿Quién es el diablo? ¿Los Emiratos Árabes Unidos? ¿Abu Dhabi? Recodarás como actuaron con Langlois esos burócratas y Malraux. ¿Qué obras habrá en ese nuevo Museo del Louvre? ¿No circulan las películas de un país a otro? ¿Los discos? ¿Los libros? ¿Nuestros blogs? Sin duda otro tipo de expansiones nos deberían preocupar más. Por ejemplo Starbucks y sus políticas con los agricultores, etc.

Un cordial saludo.

MBI ha dit...

Muy bueno el comentario de Tomas y el blog... suscribo a tomás